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Nicomedes Santa Cruz, la décima y el
nivel significativo.
Estos versos que me apresto a comentar cautivaron mi atención desde la
primera vez que los conocí, hace ya medio siglo y aún ahora me parecen de una
singularidad motivadora. Me fueron entregados por el autor con miras a su
publicación y por cierto mi lectura fue realizada desde el punto de vista del
ilustrador. Si hoy trato de verbalizar el esfuerzo que hice entonces por
penetrar en los significados y entender el poema es solo para ejemplificar en
qué medida algo se torna posible cuándo el material ofrece riqueza y el encargo
llega a ser no solo un reto sino también un estímulo.
En 1963 yo estaba aún bajo la tutela del diseñador suizo Werner Stockli,
sabía sin embargo que en unas pocas semanas el día de su partida marcaría el
fin de mi instrucción. Procuré pues aplicar cuanto me había inculcado mi
maestro en esos cuatro años, desde informarme exhaustivamente del encargo hasta
preparar cuidadosamente las condiciones y materiales con qué ejecutar el
resultado correspondiente.
A diez años de su primera décima, Nicomedes ya se encontraba glosando
temas elaborados, como el titulado “Negra”, poema cargado de contenidos, a cuya
comprensión trato aquí de acceder mediante un esquema y el consiguiente
comentario.
Su palabra
impresa
Los usos de la prensa escrita, el empezar a ver su palabra en letras de
molde, y la cada vez más incierta
posibilidad de encontrar otros decimistas con quienes cantar a viva voz,
habrían de conducir al joven Nicomedes hacia la práctica de
procedimientos, como el revisar y
pulir sistemáticamente su texto.
Su predilección por los recursos retóricos se desarrolló vertiginosamente
hasta alcanzar pronto un uso magistral. En esta décima compuesta el 02 de
diciembre de 1959 encontramos tal profusión de figuras e imágenes que nos ha
movido a comentario.
“Negra”
Que mi sangre
se sancoche
en el ron de
la jarana,
y que me
sirvan más noche
en mi copa de
mañana.
La planta es una cuarteta que vista en sí misma es declarativa. En los
dos primeros versos proclama una
decisión. Los otros dos versos confirman
la intención del hablante de asumir las
consecuencias y proseguir la acción. Es como una sinopsis del contenido, que
será detallado en los siguientes cuarenta versos.
La composición glosada en décimas reparte la acción en las cuatro
estrofas correspondientes, cada una desarrollada con su propio programa
narrativo.
—El descubrimiento del deseo en la primera.
—La decisión del desafío en la segunda.
—La evaluación y el lamento en la tercera.
—La humillación y la revancha en la cuarta.
Si bien cada estrofa tiene su propio carácter, los versos, al organizarse
en grupos de a dos ( 1-2) (3-4) (5-6) (7-8) (9-10) conforman unidades
significativas completas, no obstante lo cual, en muchos casos, cada renglón,
cada verso se desgrana en múltiples imágenes portadoras de efectos de sentido.
Primera estrofa
Nº
|
Verso
|
Figura de retórica
|
Efecto funcional de
la figura
|
Sentido. Motivación
e Intención del autor
|
1
|
Negra, grupa de
repisa
|
Metáfora
|
La metáfora compara
el perfil femenino con un objeto cuyo uso lo define como indiscutible y
prioritariamente horizontal, la repisa.
|
El autor utiliza
una referencia visual exagerada para destacar cómo, en un caso como éste, el
estereotipo de la corporalidad de la mujer negra, ampulosa y llamativa, sí se
cumple y a cabalidad.
|
2
|
cinturita de
cuchara.
|
Metáfora
Hipérbole
|
La metáfora
nuevamente compara a la figura femenina, esta vez con una cuchara.
|
Como suele ocurrir
con las metáforas, la comparación es exagerada, hiperbólica, más, pese a alcanzar matices de irrealidad ofrece una
imagen comprensible e inmediata.
|
3
|
En la noche de tu cara
|
Metáfora
Hipérbole
Rima
|
“Noche” es otra
metáfora que registra denotativamente la oscuridad de la piel.
“Cara” rima con
“cuchara”; en adelante no registraremos el efecto rima que es connatural a la
poesía y obligado en el tipo espinela.
|
La comparación
desmesurada, más que el sentido social de la pigmentación, traslapa a la piel
de la mujer la dimensión de los valores atribuidos a la noche, haciéndola más
distante y tornando más deseable la aventura de su apropiación, que empieza a
inferirse.
|
4
|
hay media luna de
risa.
|
Metáfora
Personificación
|
Como continuación
de la figura anterior
/ piel oscura = noche /, la curva de dientes blancos personifica a la luna, la
que, en consecuencia es capaz de reír.
|
La risa luce su
euforia al enmarcarse sobre la serenidad de la ya reconocida noche. Y
contrasta más aún con la expectante voz poética.
|
5
|
Esta noche tienes
prisa
|
Aliteración
Rima interna con
los versos 6 y 7
|
Las sonoridades
/ es – is /, son parecidas, chillonas,
sibilantes; / ta- ti- pri /, incisivas, determinantes.
La terminación
“…oche” aparecerá en los siguientes dos versos.
|
La referencia a
“prisa” pareciera querer dotar a la escena de
una intención solapada.
|
6
|
por provocar algún
boche.
|
Aliteración
|
Las sílabas
/por-pro-vo/ suenan reiterativas; las vocales /o- o- o / son sonoras
|
La palabra “ boche”
es decididamente una expresión
no-elegante, es de una
verbosidad despectiva dentro de un clima que ya empieza a reconocerse como de vulgaridad.
|
7
|
Me miras como en
reproche
|
Aliteración
Sinalefa
|
/ Me-mi / suenan
parecido; / re- (pro)che / también.
La sinalefa es un
recurso formal que de dos sílabas hace una. Su uso es frecuente.
|
La mirada señala
direccionalidad, intención.
La denotación
descubre, o permite inferir su connotación.
|
8
|
con todo el cuerpo
me miras
|
Personificación
Sinestesia
Hipérbole
Hipérbaton
|
La Personificación
le asigna al cuerpo un rol protagónico.
La Sinestesia,
agrega al cuerpo una sensorialidad no usual, la cualidad de mirar.
|
Este verso afirma
hiperbólicamente que la acción de mirar ya es una función de todo el cuerpo.
Y para que quede
bien claro el Hipérbaton, altera el orden gramatical poniendo la precisión /
todo / por delante.
|
9
|
y deseas cuando
giras
|
Metonimia
Hipérbaton
|
La metonimia colma
al efecto /giras /, de la motivación
causal /deseas/.
|
Él varón atribuye
una intención a los giros de la dama.
También hay
Hipérbaton al anteponer el deseo.
|
10
|
que mi sangre se
sancoche.
|
Exclamación
|
La exclamación
puede invocar una realización.
|
La intención de
esta exclamación es visualizar una consecuencia, convocar la consumación fatal de un
destino.
|
En el primer verso / Negra, grupa de repisa / la voz
narrativa asumida por el sujeto de estado presenta a un sujeto de hacer cuya
tipología es singular, se trata de una mujer excepcional, tipificada como algo
fuera de lo común a partir de la identificación de sus características físicas.
Reparar en la referida “grupa” de una sola mirada y describirla en cuatro
palabras de manera tan contundente, revela a un hablante evidentemente
masculino, preñado de toda una carga valorativa, quien al pronunciarse no solo
define el motivo de su atención como objeto de deseo sino que en consecuencia
permite inferir que se apresta a desplegar un programa de apropiación.
En el verso dos / cinturita de
cuchara /, nuevamente, y de una sola
mirada, la metáfora evalúa la silueta
femenina y la compara ahora con un objeto que todos conocemos en sus múltiples
detalles, con lo cual se convierte también en una figura de amplificación
implícita, sobredimensionada. Su singularidad consiste además, en que la mera
cita, no solo nos invita a participar, sino que nos involucra, ya que por los
hechos todos tenemos un registro
sensorial preciso y consensuado de lo que es la forma de una cuchara.
La yunción de ambos renglones, articula a la vez un piropo, una fórmula
de galanteo, ya que la precisión en un afectuoso diminutivo / cinturita de cuchara / absorbe y
cualifica al carácter sordo, gutural, casi procaz de la primera apreciación / Negra,
grupa de repisa /, que es sensorial, corporal; con lo cual, la exclamación,
descriptiva en su conjunto, adquiere, también visos de un eufemismo
enternecido ya que en el nivel profundo,
su intención es de admiración y de elogio.
Al completar la primera redondilla
(versos 1, 2, 3 y 4 al interior de la décima), los versos tres y cuatro
/ En la noche de tu cara / hay media luna de risa. / le
han bastado al autor textual para
completar el estudio sucinto del personaje; una vez diseñado el perfil interno,
su estado de ánimo, la mujer ostenta una risa amplia, callada. No se precisa si
es risa de alegría, burla o desdén. Sólo es risa. Como sea, es un acicate. Y
basta. La hembra denota un carácter eufórico, que en los siguientes versos y
hasta completar la primera estrofa se hará notar de manera tal que el hablante
reconocerá como señales de provocación. El enfervecido hablante se siente
fustigado y se lo espeta desde el verso cinco.
En el plano de la expresión el autor textual está haciendo gala de sofisticados recursos formales, como figuras
sugerentes e imágenes visuales. Contrastantemente para referirse a objetos que
debemos buscar en el nivel profundo emplea términos coloquiales. Este uso
ambivalente, finamente retórico por un lado e intencionalmente vulgar y
pueblerino por el otro reclama nuestra atención.
Nada es casual. En el verso seis / (Esta
noche tienes prisa) / por provocar
algún boche /, hasta el breve descanso en las reiteraciones / o- o- o / logrado al intercalar la
sonoridad / un /, se enfatiza cuando
retoma el ciclo de oes con una palabra
contundente y ruda, / boche /.
En el verso siete / Me miras como en reproche /, la función
de la mirada es beligerante, dirigida, y
se contamina de la insistencia agresiva por el efecto de rima que opera
llenando / reproche / con los ecos de / boche /.
Por el verso ocho / con todo el
cuerpo me miras / se sobre entiende entonces que el cuerpo, además de
mirar, puede hacerlo de la manera que ya
ha sido expuesta, es decir, “con reproche”, cualificando de manera tan
incisiva, tan agresiva, que el sujeto siente sobre sí el peso multiplicado del
mirar. Además se ha cuantificado la acción magnificando la mirada y
atribuyéndola a la totalidad del cuerpo.
En el verso nueve / y deseas cuando
giras /, dando por sentado que lo usual de los giros es que conformen un
movimiento estético, de baile; en esta ocasión el hablante infiere o supone que al exhibirse en sus
giros, ella tiene por objetivo lograr algo tan intenso que lo que resulta son
unos giros plenos de invitación y deseo.
En el verso diez / que mi
sangre se sancoche / la sangre que tradicionalmente es portadora de un
simbolismo erótico, de vida, de calidez, de pasión —y que por principio es medianamente densa y
móvil, siendo su función circular por las venas—, se enfrenta aquí a un cambio inminente,
sancocharse, que implica cambiar febrilmente desde líquido hasta sólido,
cocinarse, forzar su naturaleza y sucumbir ante un calor excesivo.
Como resultado de los versos nueve y diez juntos él infiere que ella desea producir una emoción intensa, fogosa,
pasional, no importa si a costa de destruir, degradando, desnaturalizando la
esencia de su vitalidad.
El cuadro es tan dialogal que no sugiere colorido, ni escenario, ni
ambientación, ni un mundo que exista alrededor; de momento solo existen ellos
dos y lo que es perceptible es la avidez del uno por recepcionar la
intencionalidad de la otra.
I
Negra, grupa de repisa
cinturita de cuchara.
En la noche de tu cara
hay media luna de risa.
Esta noche tienes prisa
por provocar algún boche.
Me miras como en reproche,
con todo el cuerpo me miras
y deseas cuando giras
que mi sangre se sancoche.
Segunda estrofa
Nº
|
Verso
|
Figura de retórica
|
Efecto funcional de
la figura
|
Sentido,
Motivación, Intención del autor
|
1
|
Vas a salir con tu
gusto
|
Anáfora
|
Evita repetir, se
refiere a lo ya dicho anteriormente
|
Señala que el
sujeto claudica y se apresta a aceptar la supuesta voluntad de la dama.
|
2
|
y sea lo que Dios
quiera,
|
Apóstrofe
|
Menciona
apasionadamente a alguien suprahumano
|
También declara que
asumirá el porvenir por incierto que sea.
|
3
|
porque en esta
marinera
|
Aquí se anuncia el
lugar de inicio de la próxima sinécdoque
|
||
4
|
contra tu pecho me
ajusto.
|
La sinécdoque se ha
completado
|
Se refiere a la
parte por el todo
|
El pecho representa
a la dama en su totalidad.
|
5
|
A ver si me mata el
susto
|
Hipérbole
Metonimia
|
Exageración
Designa el efecto
por la causa
|
Presupone que la
proximidad de tal mujer, le podría causar una gran impresión
|
6
|
o tu carne
palangana.
|
Crinografía
Sinécdoque
|
Describe un objeto
Nombra una parte
por el todo
|
Destaca la actitud
poco sincera de la mujer, que sobrevalora las apariencias.
|
7
|
Y a ver si me da la
gana
|
Condiciona una
posible actitud desafiante
|
||
8
|
de probarle a tu
chivillo
|
Metonimia
|
Llama con el nombre
de un pájaro a un personaje masculino
|
El apelativo
despectivo configura el desafío.
|
9
|
que yo templé mi
cuchillo
|
Personificación
|
Representa y
ejecuta el acto de valor
|
La acción de
templar el cuchillo va a dar lugar a una metonimia
|
10
|
en el ron de la
jarana...
|
Completa la
Metonimia
Sinécdoque
|
La Metonimia designa la causa por medio de su efecto
La sinécdoque
menciona la materia para designar el objeto
|
El ron ha
sustituido al agua
La jarana
identifica las varias costumbres del pueblo
|
Al inicio de la segunda estrofa el actante principal avisora
que el anunciado boche ocurrirá sin remedio, que él llegará a estar
enfebrecido hasta hacer hervir su sangre y anuncia su decisión de aceptar lo
que venga, hasta las últimas consecuencias. Se refiere al pecho de la mujer
como punto de llegada, el logro de la cercanía que permitirá iniciar el
contacto físico con la corporalidad sensual que la totalidad de la dama representa.
Estos primeros cuatro versos son
casi una imagen visual, uno podría imaginar al bailarín en primer plano
invadiendo el espacio corporal de su pareja ante un fondo de fiesta, como en un
cuadro de amarillos cálidos sobre tierras rojizas. Y aunque en los versos cinco
y seis cita que la consumación de su bravata
podría causarle una impresión desmesurada, en realidad es una
exageración pues consumar el tal acercamiento no mata a nadie de susto.
En el verso seis el sustantivo / carne / toma el lugar y representa la
apetecible naturaleza femenina de la dama en cuestión, la misma que resulta
descrita con el adjetivo / palangana /, que en sí ya convoca en
integro al comportamiento de su estatus pueblerino, porque en la Lima antigua, la palabra palangana
tipificaba la actitud de quien obra por afán de lucimiento, por el mero
aparentar. En adelante la estrofa se orientará a expresar la furia del
hablante, quien amenaza confrontar su masculinidad con un sujeto, supuestamente
el preferido de la mujer y a quien despectivamente llama “tu chivillo”,
aludiendo al chivillo o tordo de matorral, un ave tan negra que hasta el pico y
las patas son color negro azabache.
Los últimos cuatro versos de la estrofa completan la amenaza, alardeando
el hablante de su competencia para socializar a todos los niveles de riesgo. Su
cuchillo no es entonces un acero que en el fuego de la forja se haya templado
tan solo con agua, lo que él esgrime es su propia habilidad para manejarlo,
habilidad que ha madurado al servicio de su valentía, y se ha curtido en medio
de las vicisitudes y querellas producidas por el ron que acompaña a las fiestas
e inflama las lides de los bajos fondos.
II
Vas a salir con tu gusto
y sea lo que Dios quiera,
porque en esta marinera
contra tu pecho me ajusto.
A ver si me mata el susto
o tu carne palangana.
Y a ver si me da la gana
de probarle a tu chivillo
que yo templé mi cuchillo
en el ron de la jarana...
Tercera estrofa
Nº
|
Verso
|
Figura de retórica
|
Efecto funcional de
la figura
|
Sentido, Motivación,
Intención del autor
|
1
|
La lengua del
lamparín
|
Sinécdoque
|
Señala la parte por
el todo
|
La lengua del
lamparín es también una personificación.
E implica una
sinestesia pues se trata de la llama, móvil, cual una lengua que oscila.
|
2
|
lamió sus labios de
vidrio,
|
Personificación
|
La Personificación
le permite al vidrio el ser lamido
|
La idea es mostrar
el accionar íntimo de la lengua de fuego y los labios de vidrio.
|
3
|
tras un estertor de
iridio
|
Sinécdoque
|
Estertor es un
temblor característico de algo que se debilita o finaliza
|
La imagen visualiza
un movimiento agitado de colores en el momento que decrece.
|
4
|
calló, bostezando
hollín.
|
Eufemismo
Anáfora
|
Utiliza callar por
morir
La anáfora nos
remite a algo ya dicho
|
Callar no remite a
sonoridad sino a cesar su existencia, la referida flama deja de existir como luz, muere
dejando apenas un oscureciente rastro de hollín.
|
5
|
Luz neón de un
cafetín
|
Sinécdoque
|
La luz connota
unicidad
|
Destaca la soledad
de una luz, reforzada contra la soledad de un cafetín.
|
6
|
fue el alba de mi
derroche:
|
Metonimia
|
La metonimia
muestra el signo para representar la cosa significada
|
La intención es
mostrarnos el alba como superación temporal, característica de la luz que
deja atrás lo oscuro. Por lo mismo, el derroche tomará el lugar de lo oscuro, lo triste, lo trágico, otra
metonimia.
|
7
|
¡Mozo, toma y busca
un broche
|
Exclamación
|
Sale de su propia
mirada interior y se dirige a alguien de afuera.
|
La intención es
evasiva, de no mirarse ni evaluarse, solo proyectarse por un instante hacia
afuera
|
8
|
donde colgar mi
tristeza,
|
Eufemismo
|
El eufemismo
sustituye /colgar/ en el lugar de
/ dejar /
|
El gesto de colgar
permite ejecutar la acción de
abandonar.
|
9
|
y luego limpia esta
mesa
|
Exclamación
Metonimia
Sinécdoque
|
La voz es imperativa, da una orden.
La metonimia
designa una cualidad moral por una realidad física
/ limpia /
La Sinécdoque
presenta a la parte por el todo
/ mesa /
|
El gesto de limpiar
es un intentar una nueva mirada.
La mesa como
símbolo, personifica a todo lo que pueda ser limpiado.
|
10
|
y que me sirvan más
noche...!
|
Exclamación
Sinécdoque
|
La exclamación
continúa cada vez más imperativa
La Sinécdoque
presenta a la parte por el todo
/ noche /
|
El pedido es hacia
afuera, que “alguien” traiga una solución
La Noche
encarna una oportunidad nueva,
infinita.
|
La tercera estrofa es un cambio de
escenario, esta vez en azules, sobre los que la voz poética nos pinta un
microuniverso de matices encendidos justo en el momento en que se consumen
hasta desaparecer en el no-color, mientras paralelamente emerge la nueva luz de
un día que se presenta frío y donde la tristeza es tan protagónica que adquiere una materialidad objetual, algo que
puede ser colgado. El bostezo es aceptado a condición de que lo autoricemos
como resultado de la acción conjunta de labios y lengua conformando tácitamente
una boca del lamparín. Los cuatro renglones iniciales pintan al sujeto con la mirada concentrada en un solo punto de
luz, en medio de la inmensa oscuridad
circundante. El gesto es introspectivo, el actante principal, derrumbado
ante su propio exceso.
La metonimia es doble para contrastar el referido derroche identificado
con la negrura de la noche, que va dando paso a la blancura, la claridad del
amanecer; este nuevo comienzo, esta alba
no es cálida, tiene la impersonalidad de una luz neón. Pese a todo es un
llamado a abrir los ojos ante su circunstancia, motivo por el cual, para librarse de ella y no encararla —lo que para un guapo sería poco
confesable—, recurre a un eufemismo,
“colgar” la tristeza.
Limpiar la mesa parece un intento de contrición, de hacer un “borrón y
cuenta nueva”, limpiando cuanto de censurable tuvo la noche pasada.
Pese a todo, lejos de cerrar la estrofa en éste ánimo, el ansia del
sujeto por perpetuar todo lo que la noche pasada conllevó, con sus apetitos,
con sus errores, con sus promesas no saldadas se abre nuevamente a un predicado infinito, a una demanda de
afirmación sin restricciones / …que me
sirvan más noche /.
III
La lengua del lamparín
lamió sus labios de vidrio,
tras un estertor de iridio
calló, bostezando hollín.
Luz neón de un cafetín
fue el alba de mi derroche:
“¡Mozo, toma y busca un broche
donde colgar mi tristeza,
y luego limpia esta mesa
y que me sirvan más noche...!”
Cuarta estrofa
Nº
|
Verso
|
Figura de retórica
|
Efecto funcional de
la figura
|
Sentido,
Motivación, Intención del autor
|
1
|
Negra... grupa de
repisa,
|
Diáfora
|
Repite un verso
anterior, ahora de manera diferente
|
El verso expuesto
en la primera estrofa mantiene su
significación, pero ahora tiene otra connotación, apreciable en el tono de
voz.
|
2
|
cinturita de
cuchara...
|
Diáfora
|
Repite un verso
anterior, ahora de manera diferente
|
El verso expuesto en
la primera estrofa mantiene su
significación, pero ahora tiene otra connotación, apreciable en el tono de
voz.
|
3
|
La hazaña me costó cara,
|
Lo costoso de la
hazaña explica la entonación doliente en los versos uno y dos
.
|
||
4
|
tu gente pega y no avisa.
|
Hipérbaton
|
Alterar el orden
gramatical
|
La elección del
poeta es denunciar el maltrato. Si la oración se articulara más correctamente
se leería: tu gente no avisa y pega, que es menos impactante.
|
5
|
Me han abierto en
la camisa
|
Inicia una metonimia
|
Señala el lugar
donde ocurre
|
La ubicación es el
pecho
|
6
|
un ojal de color
grana...
|
Completa la
metonimia
|
Describe un
objeto por el color y la forma de otro
/ ojal /.
|
Simboliza la herida
sangrante
|
7
|
Sigue, negra
palangana,
|
Diáfora
|
Repite un verso
anterior, ahora de manera diferente
|
La palabra
palangana mantiene su significación,
pero ahora como único atributo.
|
8
|
que esta noche voy
de nuevo,
|
Inicia la
exclamación
|
Refuerza una
decisión.
|
Insiste en su
afirmación.
|
9
|
y me matan o te
bebo
|
Completa la exclamación
Inicia una metáfora
|
/ Te bebo / es un
eufemismo, que proclama la consumación del deseo.
|
|
10
|
en mi copa de
mañana.
|
Completa la
metáfora
Eufemismo
|
La metáfora
condensa la acción en una copa
|
/ mi copa de mañana
/ es una metáfora, que encarna la
actualización del tempranamente anunciado programa de apropiación.
|
La cuarta estrofa se inicia
recapitulando, la imagen de la mujer de la estrofa I, versos uno y dos, vuelve
a ser mirada. Pero esta vez algo ha cambiado. El tema inicial es retomado con
un pathos diferente. Estos dos versos que al principio del poema portaban el
contenido de la admiración y el deseo, al repetirse iniciando la cuarta estrofa
acusan una carga de dolor, desengaño, rencor.
En los versos 3, 4, 5, y 6 el hombre está físicamente herido, ha sido
agredido y en efecto, sangra.
En el verso siete se repite la palabra
palangana pero esta vez es solo
un demérito en la mujer, que no se acompaña morigerado por la provocación
carnal.
En los versos finales
luego de una elaboración profusa y con
variaciones, el sujeto responde al motivo de la mujer que vuelve a cantar su
llamado de provocación.
El desarrollo de los pasos seguidos hasta conformar la estructura de este
poema glosado en cuarentaicuatro versos octosílabos ha sido un esquema
complejo, compuesto por un tema, un
contra-tema, un desarrollo y una recapitulación, es decir algo muy elaborado,
parecido a la fórmula neoclásica que en música se conoce como forma
sonata. Inclusive encontramos que como
complemento también hay un agregado, una coda. El hablante destapa una
conclusión dramática, que se proyecta
aún más trágica cuando lejos de aprender la lección y alejarse del lugar que ha
demostrado ser peligroso, enuncia su
determinación fatal de recomenzar todo de nuevo.
El autor textual ha evocado a la
escena inicial, y al actualizarla ha cerrado el círculo, la serpiente se muerde
la cola.
IV
Negra... grupa
de repisa,
cinturita de
cuchara...
La hazaña me costó cara,
tu gente pega y
no avisa.
Me han abierto
en la camisa
un ojal de color
grana...
Sigue, negra
palangana,
que esta noche
voy de nuevo,
y me matan o te
bebo
en mi copa de
mañana.
Por los hechos, esta décima fechada 02 Diciembre de 1959 nos revela a un
Nicomedes en posesión de finos recursos expresivos. Su formación ha sido
completada, al menos en estos aspectos fundamentales.
¿Cuánto de lo que aquí vemos fue
algo aprendido, producto de su esfuerzo e investigación? ¿Cuánto fue captado a
través del ejemplo? ¿Cuánto simplemente fluía de su infatigable creatividad?
Imposible
saber las maneras del poeta autodidacta, y menos a estas alturas, a medio siglo
del recuerdo. A riesgo de repetirme solo mencionaré que desde mis primeros años
cómo lo vi fue produciendo, a cada instante, alguna actuación, un programa de
radio, una función de teatro o de televisión, un artículo para periódico, para
una revista, un capítulo de un libro;
viajando a provincias, o fuera del país. Así por años. Ese fue el Nicomedes que
conocí en mi niñez y en mi primera juventud.
o. s. c.
Publicado en Escritura y
Pensamiento, Vol.36, Año XVIII, Nº 36, Enero-Junio 2015, Revista de la Unidad
de Investigaciones, Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos.
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