lunes, 31 de octubre de 2011

Mi vida con los Santa Cruz, 4


don Nicomedes Santa Cruz A. , una tarde que recibía la visita de su hermano Lino

En realidad hasta los cuatro años estuve con mis padres al lado de mi abuelo,
él trabajaba en la Hacienda Lobatón, vivíamos allí.
Papapa también era diferente a su modo,
me daba la impresión de estar en una suave espera,
como alguien que tiene aún algo pendiente, por concluir;
de esa época recuerdo una noche, papapa y yo, sentados a la puerta de la casa,
junto al carro de mi papá, la casa estaba a oscuras, había luna llena,
la puerta entreabierta y en la salita, la radio encendida.
Me gustó mucho esa música y le pregunté que era ..."se llama Polonesa, y es de Chopín".

De pronto ocurrió un cambio, yo viviría con los tíos en casa de mamama.
En esa familia de diez hermanos ya no había un hermano chiquito a quien engreír. Rafael, el menor de la casa ya era un joven y empezaba a hacer sensación en los ruedos taurinos.
En esos momentos llegué yo. Ese día vestía un overol azul y llevaba un puñado de coquitos en el bolsillo. Después mi padre se ausentó, desde ese momento pasó a convertirse poco a poco en una figura como de leyenda, por años fue alguien que existe pero no está presente,
al parecer estaba de viaje, yo esperaba que algún día volvería.
Luego supe que era un dirigente político aunque no tenía idea de lo que eso significaba... de alguna manera aprendí a asociar todo eso con una palabra que sólo se pronunciaba en voz baja: aprista.
De mi mamá en cambio, sabía menos;
nadie parecía conocer su rastro y eso no me convencía nada.
Nunca escuche una palabra de reproche hacia mi madre,
pero mencionarla y cambiar de tema eran una sola cosa.
El caso es que mis padres habían decidido su separación.
Al instante siguiente la persecución los llevo por rumbos diferentes.
Y yo me quedé en la casa de la mamama, aunque cada día iba un rato a visitar a papapa.

Octavio…

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