lunes, 31 de octubre de 2011

Victoria Santa Cruz 9, "A la Marinera Limeña"


A la Marinera Limeña, Monólogo rítmico de Victoria Santa Cruz Gamarra.
Así mismo su monólogo "A la Marinera Limeña" ficcionaliza una estrategia lúdica que propone penetrar la forma al parecer críptica de esta danza tradicional, cuyo sentido sería cada más inasible para las jóvenes generaciones, las mismas que paradójicamente intentan velar por la conservación de esta joya de nuestro folklore.
"A la Marinera Limeña" se ha presentado desde los años 80 en la voz de su autora, con el acompañamiento musical de una guitarra y la percusión de un cajón de madera. En recitales de cierta duración funcionaba como una estampa de presentación a la cual le sucedía el canto de una Marinera, eventualmente con una demostración del baile por una pareja de bailarines.

A la Marinera Limeña

A veces suceden cosas
tan raras, tan especiales
que no me atrevo a contar,
no por temor a la mofa
sino para que no digan:
“Victoria se ha vuelto loca”.
Pero el deseo insistente
de la comunicación
me impulsa, me acicatea
y cedo.
Ya hablando estoy...

Caminaba, pensativa,
fija en mi mente una idea,
cuando al doblar una esquina
divisé a La Marinera.
Me detuve sorprendida
¿La Marinera? ¿No es broma?
¿La Marinera Limeña? ...
¡La Marinera en persona!

Pasó muy cerquita a mí
rozando casi mi cuerpo ;
caminaba presurosa,
hermosa, graciosa, altiva.
Tan rápido se alejaba,
tan segura iba de sí
que sin pensarlo dos veces
sobre mis pasos volví :
¡Marinera! ¡Marinera! ¡Marinera!…
No volteó.
Ni hubo en ella el menor gesto
que indicara que me oyó.

-Que extraño ¿Qué le pasó?
¿Qué fue lo que sucedió?
Ella tan sensible y franca ...
¿No le ha gustado mi voz?

“¡A usté’ también se la hizo!
¡Tampoco le contestó!”
-Me dijo un guapo moreno
que observaba mi estupor.

Ya ve usted, ni me ha mirado.
-Ella es así
¿Por qué pues?
¿Se le han subido los humos
porque reina y señora es ...? No creo,
será tal vez
que el nombre no le ha gustado,
porque lo de “Marinera” fue posterior...

-¡Eso no e’!
Hace apenas unos días
lo mismo a mi me ocurrió
y apelé a su antiguo nombre:
¡Zamacueca!
No voltió.

¿No le hizo caso?

-Ni caso

¿No le gustó?

-Que se yo,
lo cierto e’ que sin mirarme
al lado mío pasó.
Y llevo algunas semanas
enquistao’ en esta esquina
esperando que se rompa
esta imaginaria inquina...

¿Qué va usted a hacer?

-¡Sabe Dio’!
pero tengo una esperanza
porque ahora somos dos.
Ya recurrí a varias tretas,
ninguna fruto me dio,
tócale a ‘uté el turno amiga,
hurge en su imaginación.
¿Quéhay que hacé’ para que escuche,
se detenga, nos responda...?
¿Si está a disgusto con su obra?
¿Si siente sati’fación?

¿Eso va usted a preguntarle?

¿Y ‘uté?

Pues eso yo no.
A mi me importa saber el lugar donde nació

-¡Eso es fácil!

¿De dónde es?

-Dicen que de España

¿Ah sí?

-¿No está de acuerdo?

¡Pues no!

-¿Africana entonce’?

¡No!

¿Entonce’?

¡Entonces qué!
¿Soy acaso una adivina
que misterios develara?
En todo caso de bruja
no tengo más que la cara...
¿Que somos dos...? Aceptado.
Que una idea ha de brotar.
Dígame ... ¿De la guitarra
las cuerdas hace trinar?
¡Perfecto! ¿Dónde aprendió?
¿Por tradición? ¡Reperfecto!
¡Mañana a esta misma hora
la esperamos! ¿Si?

-¡De acuerdo!

Y al otro día, en la esquina,
no vino solo, eran dos :
su hermano -gran cajonero
y él -amo del bordón .

( la guitarra bordonea una "llamada" de marinera, se le une el ritmo del cajón, ambos seguirán como fondo o melopea )

Y ocurrió lo inesperado,
el milagro, ¡Apareció!
Cautivando con su gesto,
hipnotizando, bailó...
Olvidamos las preguntas
ingenuamente planteadas,
la vida de ella emanaba
como diciendo:

¡Que importa!

¿Qué cosa puede importar
el lugar donde nací
a quien vibra y vive en mí?

No respondo a ningún nombre
Bailo en tierra o en tapiz.
Para vivir falta no hacen
pergaminos, flor de lis.

( la música acelera y se mantiene en tiempo de resbalosa hasta el final; el texto prosigue casi sin pausas... )

Mientras existan guitarras,
dedos que sepan tañer,
percusionistas con fibra,
voces rajadas, con fe,
yo estaré presente, viva;
pues la danza es eso.
¡Eso es!
Eso que no se remeda,
que no se cuenta “un, dos, tres...”
¡Es orgánica, sentida,
brota del alma, del ser.

¿Quieren conocer mi origen,
de dónde realmente soy?
¡Pues de aquel que vibra y siente!

¡Víveme y a ti me doy!

V. S. C., 1979

1 comentario:

  1. Victoria y Nicomedes Santa Cruz hicieron mucho por la cultura afroperuana. Me preocupa saber quién seguirá sus pasos ahora que ellos ya no están.

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